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CARLOS

Escribo esto desde la penitenciaria del estado. Se me acusa de negligencia médica contra una paciente mía, la paciente era mi esposa. Por culpa mía estuvo recluida once meses en un centro psiquiátrico. También se me acusa de haberle intentado quitar sus bienes y su dinero, dinero de una herencia que le dejó su madre millonaria. Aunque esto no creo me lo puedan probar. Solo hay un   testigo, pero está muerto. Para contar esta historia me regresaré nueve años. Era yo un flamante médico psiquiatra. Fue en una fiesta la conocí. Yo estaba en el jardín, alejado del ruido cuando la escuché andar por el jardín. Platicamos un rato, se interesó mucho cuando supo que yo era psiquiatra, creí que la estaba conquistando, pero no, ella solo quería una receta para comprar Diazepam. Le dije que se la daría si me dejaba besarla. Acepto. Al día siguiente le mande su receta. Ella me gustaba, se llamaba Camila, hubiéramos sido novios sino hubiera sido porque al día siguiente se le ocurrió llegar su ami

PRUDENCIA Y MARÍA

  Prudencia y María eran hermanas. Les tocó nacer en la época porfiriana de principios del siglo XX. De familia acomodada, padre francés y madre india, crecieron en una casa que más que casa era un castillo. Nadie podría imaginar que un día ellas lo convertirían el más grande y lujoso burdel del bajío.. María, de naturaleza sencilla y dadivosa siempre fue la prudencia andando; Prudencia su hermana en cambio, era lo menos, siempre arrebatada y resuelta. A ambas hermanas les tocó vivir las crisis que su condición de familia de burgueses en un país envuelto en una guerra civil. Una batalla perdida desde un principio. Toco pues la suerte, o la desgracia, como se le quiera ver, que llegadas ambas a cumplir quince años sus padres ofrecieran una fiesta a la más refinada gente de la ciudad, estaban entre los invitados   banqueros, funcionarios del gobierno, hacendados y dicen que hasta el general Díaz, si, el presidente de México le mando felicitaciones a las festejadas. Eran tiempos de gu

PINCHE BENEMÉRITO

  Era un 21 de Marzo cuando conocí al Benemérito. Era voluntario de las Juventudes Socialistas y por ese voluntariado se me daba una beca. El Pato, que era coordinador, me dijo que el Benemerito, el asi lo llamaba, se iba a presentar en un evento en el Zocalo de la ciudad. Fui a recibirlo a la central de autobuses. Como no sabia a que hora iba a llegar lo estuve esperando todo el dia. El Pato me dijo, lo vas a reconocer en cuanto lo veas, y asi fue. Su parecido con el prócer de la patria era impresionante, media apenas un poco más de metro y medio, se peinaba de raya en medio y traía un morral donde lo mismo podía traer una torta que un cuaderno. Nunca supe lo que guardaba, no me importó. Lo primero que hice fue llevarlo a comer. Por su aspecto parecía que se hubiera venido caminando desde su pueblo. Durante la comida no dijo nada, yo le expliqué de qué se trataba. Por su parecido al Benemérito, iba a estar en el evento de esa tarde con el presidente de la república. La verdad no sé

MARIA

  Hola, soy María y soy adicta a los narcóticos. Llevo aquí un mes recluida. Bueno eso me dijo mi compañera de celda. Me dijo que me trajeron dormida un hombre y una mujer. La verdad es que venía drogada. El hombre era Carlos mi esposo, llevamos ocho años de casados y a pesar de todo lo que hemos vivido. Si, se me ruedan las lágrimas de decirlo. A pesar de todo, él ha estado siempre conmigo. Es cierto que nuestro matrimonio no es el perfecto, pero quien es perfecto en estos días. La mujer era Camila, mi amiga de la infancia, casi mi hermana. Siempre ha estado ahí junto a mí. Fue mi madrina de bodas y me ha acompañado en todos los problemas que he tenido. Me apoyo cuando me entere que mi esposo tenía una amante. Bueno eso ya pasó, les digo que quien es perfecto en estos tiempos. Ella me convenció que lo perdonara. Yo insistía en saber quién era la mujer con la que me engañaba. Pero me faltaba coraje. Le mostré a Camila el teléfono de mi esposo, le dije que no tenía el valor para rev

LA ESPERA

  Mónica y Javier estaban casados desde hacía diez años. Se conocieron en la Universidad. Aunque ella nunca le dirigió la palabra pues él era lo que se llama un chico poco popular. Fue su persistencia la que hizo que ella se fijara en él en la fiesta de graduación. Para sorpresa de todos se casaron a los pocos meses. Ella veía como tras los años Javier había intentado todo por complacerla. Lo primero fue aceptar el trabajo en la empresa de su padre, un empleo que requería habilidad financiera para el que un ingeniero como él no estaba preparado. Siempre relegado por su suegro a un puesto subordinado. Seguramente en un trabajo que él odiaba. Sin embargo lo aceptó. Estaba enamorado de ella. Después ocurrió lo de la casa, Javier sabía que nunca podría pagar una casa tan lujosa, a menos que tuviera que tomar prestado el dinero de la obra que construía la empresa de su padre; y así fue como lo hizo. De una línea de efectivo que manejaba   no solo pago la casa, también mandaron comprar t

LA CRIADA

  María era el ama de llaves. Trabajaba en casa de Mónica, o la señora Mónica como ella le decía, pasaban horas en su habitación, ella   la ayudaba a vestirse y a peinarse, y la escuchaba en sus conversaciones. Era la dama de compañía perfecta, siempre que no se enojara, entonces sí, era una cabrona, una criada. Le encantaban las joyas. Su patrona, quien tenía muchas, le permitía   verlas y sacarlas de la caja fuerte de la habitación. Se las ponía todas y hasta se había tomado fotos con algunas de ellas. Mónica le tenía tanta confianza que hasta le había dado la combinación de la caja fuerte. Le encantaban las novelas, las historias de amor. Se la pasaba con la señora viendo novelas en su habitación, cuando ella estaba en casa, y cuando no, también. Entraba, se ponía las joyas, un sombrero   y se tomaba una botella de vino mientras lloraba cuando la protagonista era engañada por un villano. Un día el esposo de Mónica la encontró ahí, no le dijo nada, era un tipo débil y sin carácte

EL PRÁNGANA

  Era un prángana.   Se la vivía tirado todo el día, sin más intención que la de gastar la menor cantidad de energía posible. A veces solo se levantaba de la banca donde se la pasaba leyendo El Capital para ir a la tienda de su tía en la Unidad Habitacional CTM, donde vivían, y estafarla con una torta y una coca cola fría. Trabaja, le gritaba su tía cuando lo veía salir de la tienda. El trabajo explota al hombre, le contestaba. Era un discriminado. Lo habían discriminado de la universidad, donde según él, lo habían catalogado más inteligente que los profesores. Lo había discriminado sus padres, cuando después de que cumplió cuarenta vendieron la casa y se fueron a su pueblo, dejándolo al a la buena de dios; lo había discriminado este país, porque dios mío, se preguntaba, ¿Por qué nací moreno y en México? solo su tía Eduviges lo había comprendido; lo había amado tal cual era: un prángana. Al menos eso pensaba, porque ella también lo discriminaba, por no trabajar y dejarse explotar por