PINCHE BENEMÉRITO
Era
un 21 de Marzo cuando conocí al Benemérito. Era voluntario de las Juventudes
Socialistas y por ese voluntariado se me daba una beca. El Pato, que era coordinador,
me dijo que el Benemerito, el asi lo llamaba, se iba a presentar en un evento
en el Zocalo de la ciudad. Fui a recibirlo a la central de autobuses. Como no
sabia a que hora iba a llegar lo estuve esperando todo el dia. El Pato me dijo,
lo vas a reconocer en cuanto lo veas, y asi fue. Su parecido con el prócer de
la patria era impresionante, media apenas un poco más de metro y medio, se
peinaba de raya en medio y traía un morral donde lo mismo podía traer una torta
que un cuaderno. Nunca supe lo que guardaba, no me importó.
Lo
primero que hice fue llevarlo a comer. Por su aspecto parecía que se hubiera
venido caminando desde su pueblo. Durante la comida no dijo nada, yo le
expliqué de qué se trataba. Por su parecido al Benemérito, iba a estar en el
evento de esa tarde con el presidente de la república. La verdad no sé si me
entendió, no dijo nada y se limitó a comer.
A
todo lo que le decía me asentía con la cabeza, nunca decía que no. No quise
desconfiar. El evento seria en unas horas así que no teníamos mucho tiempo- Llame
a mi jefe el Vinny, que era el director del programa de Juventudes Socialistas,
le dije que ya estaba conmigo el Benemérito.
Me dijo que lo vistiera a modo como debería aparecer en la ceremonia, que iban
a estar presentes la jefa de gobierno de la ciudad y el mismísimo presidente.
Yo no tenía la ropa, ni dinero, así se lo dije, pero el me dijo que no le
importaba, que lo resolviera, que lo consiguiera o que me iba a despedir.
Yo
no estaba contratado por nadie, pero aun así, no quería perder mi beca, o
trabajo, como lo quería ver yo. Llevé al Benemérito con mi tío Pioquinto que es
un sastre de la Lagunilla para que nos prestara un traje para vestirlo. Como no
estaba cerca tomamos un taxi para llegar a la vecindad donde mi tío tenía su
casa y su taller,
Tenía
un solo cuarto, la mitad lo ocupaba una cama y la otra el taller de sastrería. A
gusto, junto a una botella de brandy, mi tío trabajaba. Cuando llegamos nos
topamos con dos noticas, una buena y una mala, la mala fue que mi tío Pioquinto
le encantaba echarse sus tragos y ya andaba alegre, la buena es que si tenía un
traje, el saco le quedo perfecto al Benemérito, pero el pantalón lo tenía que
ajustar. Sería mejor un pantalón de niño decía mi tío.
Apenas
había convencido a mi tío de comprarle otra botella para que nos ajustara el
traje cuando me llego una llamada del Vinny, quería que me fuera para la casa de gobierno
de inmediato, le quise explicar lo que estaba haciendo, pero no quiso escuchar
razones. Él era así, era un hijo de puta,
Mi tío,
emocionado con la botella de brandy que le prometí, me pidió el dinero, se lo
di y le dije que le dejaba al Benemerito, porque necesitaba que se midiera el
traje. Mi tío me dijo que ese traje era de un tipo que se creía de la alta
sociedad, muy farol, que le caía mal y que por él nos lo regalaba.
Tomé
un taxi a la Casa de Gobierno, y cuando llegué estaba mi jefe sentado en la
antesala de la oficina de la jefa de gobierno. ¿Y el Benemérito? Me preguntó.
Le dije que estaban preparando su traje. En ese momento le llamaron de la
oficina de la jefa de gobierno y sin despedirse me dijo. Como eres pendejo.
Cuando
salí me costó trabajo conseguir taxi de regreso, así que me fui corriendo hasta
la Lagunilla, eran solo quince cuadras. Cuando llegué me quise morir, Mi tío no
estaba, quise pensar que se había ido a comprar otra botella y se había llevado
al Benemérito., Busqué en el taller el traje, pero no lo encontré. Hijos de su
pinche madre, pensé.
Cuando
iba saliendo de la vecindad me encontré al Pato, ¿Qué haces aquí? Me dijo, me
mandó a buscarte el Vinny, que te vayas de inmediato para la Casa de Gobierno
si no quieres perder tu beca. Me puedes dar raite, le pregunté, Estas bien
pendejo, me dijo, este es un vehículo oficial. Cuando se fue vi que llevaba
consigo a dos mujeres y un hombre, todos con cara de pránganas.,
Esta
vez tomé un taxi, a la Casa de Gobierno por favor. ¡Uy joven¡, sabe que, para allá
no voy, me dijo el taxista. ¿Por qué? Pues porque van a hacer el evento del Benemérito,
y la verdad si entro ya no salgo, si quiere le cobro el doble. Pinche ratero, pensé.
Acepte pagarle y nos fuimos.
Íbamos
pasando por la calle de Bolívar cuando en el Salón Corona, que es una cantina,
vi a mi tío Pioquinto hasta su madre de ebrio abrazando a un niño con traje. Ese
es el Benemérito, pensé. ¿Me puede esperar aquí?, le dije al taxista, ¡Uy
joven¡ se va a ir usted sin pagar, sabe, necesito que me pague completo y lo
espero. Le di el dinero y me baje.
Convencí
a mi tío y al Benemérito que me acompañaran, yo no sabía quién venía más ebrio
de los dos, Descubrí que el Benemérito había estado ebrio desde el principio y
por eso nunca había dicho una palabra. Cuando regresamos el taxi, este ya se
había ido, Que poca madre, me dije.
Tomamos
otro taxi y esta vez sí nos dejó en la puerta trasera de la Casa de Gobierno.
El Pato estaba ahí supervisando, le grité varias veces hasta que se dignó a
hacerme caso. Nos dejó pasar. Cuando vio a mi tío me dijo, ¿Y este tipo que? Es
mi tío le dije. ¿Por qué los traes tomados? Ya venían así. No te la vas a
acabar güey, me gritó
Cuando
íbamos subiendo las escalares del patio se escuchó el himno nacional. Había
empezado el evento. Ya valió madre, pensé. Apenas subimos la escalera vimos a
mi jefe el Vinny, Estaba ahí observándonos. Mira cabrón como traes al Benemérito,
vete a la tienda y me traes unas aspirinas y una Coca-Cola para bajarle la
borrachera. ¿Y yo? Dijo mi tío Pioquinto. Usted se va mucho a la chingada, le dijo mi
jefe.
Fui
de inmediato a la farmacia, pero todo estaba cerrado en dos calles, cuando
intenté correr me di cuenta que ya no me quedaba dinero para nada, me regresé
para decirle eso a mi jefe el Vinny, pero no pude entrar, estaba cerrado el
acceso.
Estamos
hoy reunidos, decía el presidente desde el estrado, para conmemorar al héroe de
la patria, En el estrado completamente ebrio el Benemérito estaba tambaleándose,
Hoy el pueblo de Mexico le rinde un homenaje en su natalicio, decía el
presidente.. Me parecía estar soñando cuando desde una esquina del estrado
entró totalmente ebrio mi tío Pioquinto con una banda presidencial en sus
manos. Con ayuda de una edecán le puso la banda al Benemérito. La gente rompió
en aplausos. Después mi tío se acercó al presidente, le dijo unas palabras que
nadie entendió, hizo una reverencia y se fue por donde vino. El presidente lo
saludo y después empezó a tocar la banda de guerra. Mexicanos al grito de
guerra, tocaban. A mí se me enchinó la piel de escuchar a la gente cantar. Soy
un pinche romántico.
Terminó
el evento y después de una hora pude pasar. No encontré a mi jefe, a mi tío
Pioquinto ni al Benemérito. Salí del edificio y cuando me iba me alcanzó el
Pato. El jefe dice que te vayas de inmediato al Salón Corona. A ver qué hiciste
ahora güey, dijo
Cuando
llegue al Salón Corona estaban ahí mi jefe con otros dos funcionarios
escuchando seriamente al Benemérito y a mi tío Pioquinto, Cabrón, me dijo, ¿Dónde
te metiste?, No doy una contigo, Afortunadamente aquí el Benemérito y tu tío
salvaron el evento, Mira quédate aquí, paga, nosotros ya nos vamos a una fiesta
que da la jefa de gobierno, ustedes señores, dijo refiriéndose a mi tío Pioquinto
y al Benemérito, están invitados personalmente la jefa de gobierno,
Quise
explicarle a mi jefe toda la situación, que no me permitieron regresar al
evento, que lo vi desde las gradas y que todo había salido muy bien, a pesar de
que mi tío y el Benemérito estuvieran más que ebrios, que yo no podía pagar la
cuenta porque no era coordinador ni jefe, que yo solo cobraba una beca, pero
cuando esto estaba tratando de explicar mi jefe el Vinny salió del restaurante
dejándome con la palabra en la boca y la cuenta. Él era así, era un hijo de
puta.
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